jueves, 2 de julio de 2009

Irracionalidades...

Dicen que cuando consigues algo que deseas, dejas de desearlo... si pensamos esto fríamente, es un hecho bastante lógico: lo que te hace desear algo con fuerza es, precisamente, el hecho de no tenerlo y las ganas desenfrenadas de poseerlo; y una vez conseguido, no supone ningún mérito (a falta de un término mejor) seguir anhelándolo, con lo que nos buscamos nuevos retos, nuevas metas, nuevos deseos,... por eso, nuestras metas deben ser inalcanzables, y nuestros deseos, imposibles.
Hasta ahí, todo está claro. Pero, ¿por qué? Es muy triste dejar de desear algo que por fin se ha alcanzado después de tanto tiempo invertido en conseguirlo. Eso, sin nombrar la gran irracionalidad que es haber estado deseando tanto algo, que realmente no se quería: ¡si queríamos conseguir algo, debemos estar contentos una vez que lo hayamos conseguido!
Además, este hecho "absurdo" tiene más consecuencias: ¿qué pasa con el algo deseado? Para expresarme mejor, evitaré dar tanto rodeo y me referiré al objeto de deseo tal y como quiero que se entienda: partimos de que ese objeto es un alguien. Una persona puede desear a alguien con todas sus fuerzas, y el hecho de no tenerle consigo y de sentir imposible todo acercamiento, le hace anhelarlo con más ganas aún.
Supongamos que, por cosas del destino, por simple azar o porque la vida es así y punto, ese alguien empieza a sentir cierto interés por la persona de la que hablamos y, por un tiempo indeterminado, ambos sienten la verdadera felicidad, pues se ha alcanzado la meta, se ha conseguido el objetivo personal, se ha cumplido el deseo...
Y digo yo: después de tanto esfuerzo, tanto tiempo y tanta "cosa", ¿no es de locos dejar de desear a ese alguien? ¡¡Pá matarnos!!
A esto se le junta la perspectiva del alguien. Éste, al interesarse por una persona que ya no está tan interesada en él como antes, comienza a desearle más (siguiendo el esquema anterior), y el anhelo se hace más fuerte cuanto más inalcanzable es el deseo.
Entonces, ¿de qué va todo esto? ¿De pasarse los "sufrimientos" de unos a otros? ¿De tomar como propios deseos ajenos? ¿De intercambiar anhelos?
¿Nos damos cuenta del círculo tan sin sentido como interminable en el que nos encontramos?
Estas pequeñas locuras de la vida son las que la hacen incomprensible, difícil y, a veces, insufrible. Pero, seguramente, no querríamos permanecer en ella con tantas ganas y perderíamos el interés por vivir si todo fuese más alcanzable, ¿no?

3 comentarios:

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  2. curioso que el otro dia hablaramos de eso,me hiciste pensar.Me encanta tu entrada,que razón tienes..

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  3. jajaja bien por mí entonces si te hice pensar! :P es broma. Pero el caso es que el temita este me rayó... jeje
    Me alegro de que te guste! :)

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