miércoles, 2 de mayo de 2012

Despedidas.. o no.

Duele no darse cuenta de que un beso es el último hasta después de darlo. Piensas que ojalá lo hubieras sabido para aprovecharlo, saborearlo, retenerlo. O eso pensaba yo.
Pero ahora creo que si hubiera sabido que aquel beso, el que te di rápido junto a un semáforo, casi sin pensar, como si fuera a convertirse en algo cotidiano… si hubiera sabido que aquel beso iba a ser el último, no lo habría aprovechado, ni saboreado. Quizás sí lo hubiese retenido mejor, pero también lo habría sufrido más, y no creo que eso sea algo que deba guardarse en la memoria.
Incluso, puede que no hubiese querido dártelo, con tal de no sentir la necesidad de parar el tiempo mientras lo hiciera, ni la impotencia al tener que despegarme de ti.

Me duele no haber tenido la oportunidad de darte un último beso de despedida, pero dudo que dar besos de despedida sea uno de mis fuertes.
Y supongo que es más fácil perdonarse a una misma por ser una ignorante durante un último beso, que perdonarse por ser consciente y no disfrutarlo.