domingo, 30 de octubre de 2011

Imperfecciones

Móvil, llaves, dinero, bono-bus. Vale, ya puedo salir:

Duermo poco.
Voy con prisas, siempre. No sé pasear.
Cruzo en rojo.
Me fijo en los detalles, las pequeñas cosas que hacen que algo sea único.
Voy persiguiendo mariposas. Las colecciono en mi estómago.
Busco retos que amenicen mi rutina.
Pienso cada paso. Pienso, pienso. Pero a la hora de la verdad, actúo sin más, sin saber.
Me permito llorar cuando es estrictamente necesario.
Bailo como una loca cuando nadie puede verme.
Muerdo, en todos los sentidos.
Me enfado, pero solo unos segundos.
Grito.
Me miro en el espejo y pongo caretos.
Imagino situaciones absurdas: alegran mi día.
Me río de todo. Me río sola. Me río demasiado. Me río sin más.
Hago el ridículo una vez a la semana.
Me escandalizo con facilidad.
No me conformo. Soy impaciente, excesivamente exigente.
Me voy por las ramas, no controlo.
Me quejo de todo lo difícil, aunque no me gustaría si fuese fácil.
Soy expresiva, espontánea, exagerada.
Me cuelo con la sinceridad.
Soy indiscreta, impertinente, imprecisa.
Me sorprendo contradiciendo todos mis principios. De repente, me quedo sin principios.
… soy imperfecta.

sábado, 20 de agosto de 2011

Lecciones de vida

Lección primera. Tan importante que me atrevería a decir que puede ser incluso la única que ha de tenerse en consideración a la hora de, simplemente, vivir.
Es aquélla que habla de ser, ante todo, uno mismo.

Sin ir más lejos y, como en los viejos tiempos, sin rodeos ni tapujos, voy a centrarme en las relaciones. Si alguna vez os habéis interesado por alguien con el que no sentís la necesidad de cuidar vuestras palabras porque te sientes con la seguridad y la confianza de dejarte llevar, entonces estaréis conmigo en que es una de las mejores cosas de esta vida.
Esa sensación de ser impulsivo (¿por qué no?), sonreír y no tener miedo a equivocarte; esa sensación de sentir cómo tu “yo” se apodera de ti y permitírselo; esa sensación de libertad, sin más. Eso, justo eso, es ser uno mismo. Es poder serlo y disfrutar siéndolo.

El problema viene cuando, siendo uno mismo, aparece la felicidad. Sí, ése es el problema. Porque si la felicidad asoma la nariz por alguna esquina de tu camino, entonces te centras en perseguirla, olvidando todo lo demás. Olvidas lo que era actuar antes de pensar y sonreír sin explicación. Y en su lugar e independientemente de lo que arriesgues, empiezas a idear planes que van encaminados a atrapar esa felicidad. Cueste lo que cueste.
Cuando llega ese momento, dejas de ser tú mismo, y entonces.. preocúpate.
No habrías visto la nariz de la felicidad si no hubieses llegado hasta allí, cosa que no habrías conseguido si no hubieses sido tú mismo. No se trata de buscar la felicidad; se trata de “tentarla” a aparecer y a acompañarnos en nuestra vida, y mientras lo hace o no, seguir andando sin olvidar quiénes somos.

Personalmente, no pienso aceptar la felicidad en mi vida si ella no me acepta tal y como soy yo, porque solo quiero ser feliz si puedo serlo sin actuar. Dejar de ser yo misma es un precio demasiado alto como para pagarlo.

lunes, 18 de julio de 2011

"La Isla"

- Dios? Quién es Dios?

- Mmm a ver.. alguna vez has deseado algo con mucha fuerza??

- Ajám.

- Pues Dios es el que te ignora.

miércoles, 15 de junio de 2011

Asqueada.

http://www.vanguardia.com.mx/cura_del_cancer:_bloqueada_por_las_farmaceuticas_entrevista_con_el_dr._michelakis-731485.html

No sé si algún día podré tener algo de influencia para cambiar estas cosas, pero desde ya, digo que haré lo posible.
Y no lo digo porque entre mi familia haya y haya habido afectados, tampoco lo digo porque tenga miedo de ser yo una más de las afectadas, ni porque quede bonito salir en defensa de estas cosas.. Ni siquiera lo digo porque sea algo moralmente imperdonable, que ya es una razón con peso más que suficiente.
Lo digo, simplemente, porque a veces me siento asqueada de compartir el gusto hacia la medicina con esta panda de inmorales (si es que acaso sienten ese gusto) que, en pleno siglo XXI, nos invitan a dar pasitos hacia atrás.

sábado, 21 de mayo de 2011

Lo peor

Los datos estaban cambiados y maté a un hombre que no era el previsto. Estos trabajos tan rápidos, tan secretos, con frecuencia te llevan a cometer errores irremediables.
Recuerdo una lejana ocasión en que el error se repitió tres veces. Todas las víctimas me miraron con sorpresa y solo la verdadera me miró con aplomo.
- Te esperaba - musitó cuando le clavé el puñal.
Como siempre, cuando concluyo un trabajo, fui a emborracharme y días después, repuesto de la resaca, regresé a casa y encontré una carta remitida la misma fecha de la muerte.
- Te perdono por lo que vas a hacer - decía -, pero te maldigo por lo mal que lo has hecho. Un muerto que cuesta tres muertes no es un muerto inocente. Además de matarme me has hecho sentir culpable y profundamente desgraciado.


"El sicario" de Luis Mateo Díez (Los males menores)

Porque lo peor no es lo que haces, sino cómo lo haces..

lunes, 16 de mayo de 2011

Yo hago intentos, en serio.

El parque de enfrente lleno de niños gritando y jugando, porque así de fácil es su vida; un papel de propaganda del PSOE en el suelo que casi me provoca una estrepitosa caída en mitad de la calle más afluenciada de armilla; la furgoneta con el megáfono y la cancioncita del PP aparcada en la puerta de mi casa; el gato corriendo escaleras arriba y toreándome todo lo que puede para que no pueda aprovechar la tarde; la leche de la merienda en mal estado sin yo darme cuenta hasta casi morirme de asco por llevar medio vaso bebido; la mitad del 2º vaso de leche derramada encima de los apuntes que me cuesta sudor y lágrimas hacer;..

Que me llamen loca, pero me da a mi que así no hay cojones a estudiar.. y si suspendo, la culpa será solo mía ¬¬

lunes, 2 de mayo de 2011

Paso a paso, poco a poco..

Noto que cada vez escribo menos y, la verdad, no sé exactamente por qué. Por un lado, será porque me siento mono-tema; por otro lado será porque no me siento inspirada. No sé.

Pero hoy me he quedado pensando en eso de que soy mono-tema. Sí, las veces que siento la necesidad de escribir, es siempre porque me siento sola, y porque me enamoro de quien no consigo enamorar, y porque nada de esto cambia.
Y es curioso que, por lo general, temamos al cambio: ya se sabe que “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Pero yo, al menos hoy, tengo miedo de no cambiar, de quedarme aquí, así, siempre.

Pasa el tiempo y siento que no evoluciono, y solo consigo avanzar cuando pienso que esto se pasa, que las cosas cambian sin que lo podamos evitar y que ya vendrán tiempos mejores. Necesito creer que, por mucho tiempo que lleve sintiendo esto, acabará desapareciendo para dejar paso a otros sentimientos, otras personas y otras perspectivas. Necesito pensar que va a pasar, que el tiempo me va a poner en otro lugar mejor, lo necesito.
Y a la par, me canso de necesitar todo eso, necesitarlo es señal de que todavía no lo tengo.
Me desespero de tanto esperar, y es que, aunque dicen que a todos nos llega nuestro momento para todo, el no saber qué hacer mientras tanto, se hace a veces insufrible.

Y sí, soy fuerte y voy sobreviviendo, pero me pregunto cuándo dejaré de tener que sobrevivir: quiero vivir, sin más.

jueves, 20 de enero de 2011

Porque una amiga como tu no la tiene nadie...

Solo los tontos tienen muchas amistades. El mayor numero de amigos marca el grado máximo en el dinamómetro de la estupidez. Pío Baroja

:)