sábado, 23 de junio de 2012

Día de la crisis de tercero, será eso.

Ayer sentí que no puedo más, que no sirvo, que esta carrera puede conmigo y que ni toda la fuerza de voluntad del mundo puede ayudarme a seguir.
He pensado que es necesario ser capaz de distinguir cuándo se lucha por una causa perdida.

Pero, a veces, incluso las personas más independientes, tan solo necesitamos un empujoncito. Con eso nos basta para seguir siendo quienes somos, para creer que somos un pozo sin fondo de grandezas que enseñar.
Dudo que mi expediente pueda demostrar cuántas son mis ganas de hacer medicina, ni siquiera yo misma sé las ganas que tengo; pero lo que sí sé es que soy voluntaria de un centro de discapacitados mentales, hago lo imposible por pisar un hospital, flipo cuando veo un corazón de cerdo, sueño con ir a África a cambiar el mundo y me encanta curarle la rodilla a mi hermanillo.
Puede que ni siquiera todos estos hobbies míos puedan demostrar al mundo que estoy hecha para esto, pero a mí, me bastan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario