lunes, 11 de octubre de 2010

VISITA ERASMUS, AARHUS

Estábamos aterrizando, sonó el himno de caballería, eso significaba que habíamos llegado de cuerpo entero asique la gente aplaudió, cuando bajé del avión, perdida, seguí a la multitud por un pequeño pasadizo sin luz, el aeropuerto de Aarhus era incluso más pequeño de lo que me habían contado, apenas logré distinguir dos aviones en toda la pista, eran cerca de 19:10 y ya había noche cerrada, cosa que dificultaba aún más salir de aquel pasadizo. Conforme salgo por la puerta principal, hay un solo autobús no muy grande, con todas las luces apagadas excepto la del conductor, a duras penas le logro ver la cara, tenía el pelo largo y una blanca y larga barba.

No encontraba ninguna señal que me indicase que ese era mi autobús, el que me debía llevar a la estación de tren. Me dispongo a preguntarle al hombre barbudo a sabiendas de que no me iba a entender, respiro, pienso con bastante antelación que es lo que le debo de decir en inglés y si está bien dicho, todo preparado, empiezan a fluir mis palabras, genial, lo estoy haciendo sin pararme, un momento, lo estoy diciendo en español! Mierda, quiero decir sorry…por suerte una muchacha que va detrás mía, habla perfectamente español, me dice que sí, que ese es mi autobús, consigo tranquilizarme y explicarle al conductor que voy a la estación de tren, me da el tique, lo he conseguido.

Primera prueba superada, me siento en uno de los primeros asientos, hace frio y llueve, por suerte me había llevado una chaqueta en la mano durante todo el vuelo y hay calefacción en el autobús, se está bastante bien. El viaje dura más de cuarenta minutos, no se distinguía bien el paisaje debido a la oscuridad pero puedo asegurar que la mayoría sería campo.

Llego a la parada, busco entre la gente una cara conocida, mi prima me está saludando desde la lejanía con dos amigas más. Nos dirigimos hacia otra parada cercana, el 15 es el que nos llevará hasta su residencia, y aquí os cuento lo más curioso de Dinamarca; la gente entra al autobús por la puerta trasera y sale por la de alado del conductor, y si, se supone que la gente es muy honrada y paga en la maquina que hay conforme entras. Increíble, no pagué.

Al llegar a su residencia, comienza a presentarme a todo el mundo que nos encontrábamos por el camino hasta su habitación, soy malísima para las caras y los nombres, gran problema en estas circunstancias. Descubro que hay más de cuatro españoles, fácil de distinguirlos, ellos te dan dos besos al presentarse, los demás un apretón de manos.

Dejo la maleta, y me lleva a la cocina común donde encuentro a más gente y más nombres de los que se supone que me debo acordar, como es costumbre en mí, se me olvidan a los cinco minutos. Nos hacemos la cena, me duele la cabeza asique como poco.

Nos ponemos a charlar con los españoles, mejor, no quería que la última experiencia del autobús se volviera a repetir. Hay dos mesas en la cocina, una de ellas era una improvisada mesa de pin-pon, me parece divertido aunque al decirlo, varias personas me ponen mala cara, no lo entendí al principio, pero cuando comes y la pelota está volando cerca de tu plato, lo entiendes a la perfección. Mientras comía recogí la pelota varias veces, muy amables los que jugaban, te sonreían y te pedían perdón al cogerla, en una de ellas un muchacho polaco quiero recordar, se puso a hablarme en un fluido inglés, consegí pillar poco pero salí del apuro; si, vengo de visita, soy española, encantada de conocerte, igualmente, dos besos... si a mí me pareció algo extraño pero quien sabe, quizás en Polonia también lo hacen. Más tarde me contaron que en Polonia se da la mano también, genial.

Nos levantamos cerca de las once, el día anterior nos habíamos acostado tarde y estaba cansada del vuelo. Tocaba día de turismo, andamos bastante y cogimos varios autobuses, me empezaba a dar cosa lo de no pagar y me compré un bono bus. Precioso todo, millones de parques, bancos, bicis, edificios no demasiado altos…y poquísimos coches, se respiraba limpio. La gente iba a cualquier sitio en bicicleta y no me extrañó, cada calle de la ciudad tenía su carretera, su acera y su carril bici al lado con sus correspondientes chismes para aparcarla. He visto tanta bicicleta que me estoy planteando cogerla en Granada.












Llegamos tarde a la residencia, nos empezamos a hacer la comida y la gente se estaba haciendo ya la cena, creo que serían las cuatro de la tarde. Comimos y nos fuimos a la zona común, hay un sofá, varios sillones y una televisión, aunque yo entiendo por televisión otra cosa muy diferente.

Se veía prácticamente en blanco y negro, estaba en inglés y me aventuraré a decir que estaba subtitulada en danés. Al principio yo tampoco lo entendía pero en resumen, creo que somos unos privilegiados, porque la mayoría de los países tienen los programas en versión original con subtítulos, pero nosotros no porque somos una de las mayores empresas de doblaje del mundo. Y yo en mi corto entender digo, ¿privilegiados? Explícaselo eso al conductor del autobús que no se enteraba de nada de lo que le decía, gracias, de verdad que gracias, me habéis hecho un gran favor al no necesitar aprender inglés para ver la televisión. Todo el mundo hablaba perfectamente ingles en la residencia menos los españoles.

Asique partir de ahora pienso ver todas las series en inglés, es un propósito personal.

Mención especial al alemán que intento sin mucha suerte entablar conversación conmigo mientras fregaba mi prima los platos del almuerzo en la cocina, que paciencia tuvo. Conseguí entender poco, creo que estudiaba económicas, y quiero creer que entendió más o menos que es lo que estudiaba yo, pero qué difícil es explicarlo cuando no existe nombre en inglés para lo que estás haciendo tú. Por supuesto él hablaba el inglés igual de bien que el resto de la gente que conocí. No tardaron mucho en llegar los demás españoles y me puse a hablar en español, sí, yo también lo veía una falta de respeto hacia el alemán, le pedí perdón varias veces. Pero es que de verdad que yo y el inglés nunca nos entendimos… otra vez gracias a los del doblaje.

Al día siguiente mi prima tenía clase, yo me levanté tarde, me duché y me vestí rápido, la esperé para desayunar porque llegaba temprano. El día estaba bastante feo, nublado y con visos de llover pero ya me habían dicho que lo del sol estupendo del día anterior no era algo común ni mucho menos asique no me extrañó demasiado. Esa noche salimos a una fiesta típica universitaria, cumpleaños de una tal María en una residencia cercana a la nuestra, creo que pocos conocían a esa tal María. La fiesta estuvo bien pero no os tengo que contar mucho, es idéntica a la de las películas.

Nos acostamos tarde, pero aún así ya teníamos plan turístico para el siguiente día, teníamos que ver los ciervos. Se nos pasó la parada, llegamos a un parque increíble, bajamos a la playa y por supuesto acabamos viendo a los ciervos al final. Andamos muchísimo, perdimos el autobús de vuelta pero la visita al final, mereció la pena.
Sinceramente la vida en países del norte como Dinamarca es mucho más avanzada, la gente come más sano, hace deporte y la ciudad tiene muchas más comodidades. Pero…a las seis de la tarde está anocheciendo, las tiendas cierran…no hay nadie en la calle y es super caro todo.

Cuantas cosas se aprenden en esto del Erasmus. Le pregunté a casi todos los de la residencia, nadie se arrepentía de haberlo hecho.

Y sí, el himno de caballería volvió a sonar a la vuelta.




Y yo que me había ido para olvidarme un poco del mundo y he vuelto con una experiencia única. Espero que le sirva esto a la gente que como yo está pensando en irse de Erasmus.

Un único consejo,
¡APRENDED INGLÉS! :)

1 comentario:

  1. Putos doblajes!! xDD
    ainss morosilla,la proxima, en vez de contarlo, me llevas :P

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