sábado, 23 de junio de 2012

Día de la crisis de tercero, será eso.

Ayer sentí que no puedo más, que no sirvo, que esta carrera puede conmigo y que ni toda la fuerza de voluntad del mundo puede ayudarme a seguir.
He pensado que es necesario ser capaz de distinguir cuándo se lucha por una causa perdida.

Pero, a veces, incluso las personas más independientes, tan solo necesitamos un empujoncito. Con eso nos basta para seguir siendo quienes somos, para creer que somos un pozo sin fondo de grandezas que enseñar.
Dudo que mi expediente pueda demostrar cuántas son mis ganas de hacer medicina, ni siquiera yo misma sé las ganas que tengo; pero lo que sí sé es que soy voluntaria de un centro de discapacitados mentales, hago lo imposible por pisar un hospital, flipo cuando veo un corazón de cerdo, sueño con ir a África a cambiar el mundo y me encanta curarle la rodilla a mi hermanillo.
Puede que ni siquiera todos estos hobbies míos puedan demostrar al mundo que estoy hecha para esto, pero a mí, me bastan.

lunes, 18 de junio de 2012

Cuatro ojos cerrados ven más que dos abiertos.

Has de saber que yo no enti...
Se fue la luz y no quisi...
En la oscuridad saldrán las du...
Pero está bien palpar los vic...
Si logras andar a ciegas re...
Confía en mí, que no te dej...
Al encender, el uno ser...

Acaba tú mis frases.

http://www.youtube.com/watch?v=inbIaqmgvQU

... endo quién apagó,
... mos dar al botón
... das a relucir
... ios del corazón
... correrás más
... aré tropezar
... el mapa del otro

sábado, 9 de junio de 2012

La vida según Quino

<< Pienso que la forma en que la vida fluye esta mal. Debería ser al revés: uno debería morir primero, para salir de eso de una vez. Luego, vivir en un asilo de ancianos hasta que te saquen cuando ya no eres tan viejo para estar ahí. Entonces empiezas a trabajar y trabajas por cuarenta años, hasta que eres lo suficientemente joven para disfrutar de tu jubilación. Luego fiestas, fiestas negras, parrandeadas, drogas, alcohol, diversión, novias, novios, todo, hasta que estas listo para entrar a la secundaria… Después pasas a la primaria, y eres un niño que se la pasa jugando sin responsabilidades de ningún tipo… Luego pasas a ser un bebé, y vas de nuevo al vientre materno, y ahí pasas los mejores y últimos 9 meses de tu vida flotando en un líquido amniótico y tibio, hasta que tu vida se apaga en un tremendo orgasmo… >>

¡¡¡ESO SI QUE ES VIDA!!!

sábado, 2 de junio de 2012

Marwan

<< A veces, no es que el mundo sea triste, sino que son mis ojos que albergan la tristeza con que lo miro y empapan todas las cosas que me rodean. Y entonces veo la tristeza de mi madre, la tristeza de mi padre, la tristeza de las sábanas intactas, la tristeza de los libros de los amantes separados que olvidaron en sus antiguas casas, la tristeza de los políticos que soñaban con cambiar el mundo y al final se lo quedaron, la tristeza de las familias numerosas que solo tienen para un plato y para las que tomar postre es un acontecimiento, la tristeza de los ríos que se secan, incluso la tristeza de haberte por fin superado. Yo sé que la melancolía me pertenece y que quizá ni mi padre, ni mi madre, ni las sábanas intactas, ni los libros olvidados, ni los políticos vendidos, ni las familias numerosas, ni los ríos secos, se den cuenta de ningún tipo de tristeza y vivan sus cosas como algo totalmente común. Pero lo que tengo claro es que superar lo nuestro es la cosa más triste que le ha pasado al amor en toda su vida... >>

miércoles, 2 de mayo de 2012

Despedidas.. o no.

Duele no darse cuenta de que un beso es el último hasta después de darlo. Piensas que ojalá lo hubieras sabido para aprovecharlo, saborearlo, retenerlo. O eso pensaba yo.
Pero ahora creo que si hubiera sabido que aquel beso, el que te di rápido junto a un semáforo, casi sin pensar, como si fuera a convertirse en algo cotidiano… si hubiera sabido que aquel beso iba a ser el último, no lo habría aprovechado, ni saboreado. Quizás sí lo hubiese retenido mejor, pero también lo habría sufrido más, y no creo que eso sea algo que deba guardarse en la memoria.
Incluso, puede que no hubiese querido dártelo, con tal de no sentir la necesidad de parar el tiempo mientras lo hiciera, ni la impotencia al tener que despegarme de ti.

Me duele no haber tenido la oportunidad de darte un último beso de despedida, pero dudo que dar besos de despedida sea uno de mis fuertes.
Y supongo que es más fácil perdonarse a una misma por ser una ignorante durante un último beso, que perdonarse por ser consciente y no disfrutarlo.

lunes, 12 de marzo de 2012

Verdades en boca de Benjamín Prado

XI

Mi amor, este poema
es para que lo leas cuando no esté a tu lado,
cuando no pueda ya cuidar de ti.

No te conformes nunca con alguien que no piense
que tu eres una llama más antigua que el fuego,
que tú eres su razón para vivir.

Aprende a no querer a los que no te quieran
y elige bien a qué le tendrás miedo:
no habrá sombra que oculte lo que tú temas ver.

Escapa del que piense
que el aire es la pared de lo invisible
y huye de aquel que crea
que es más feliz quien menos necesita,
porque ése no podría necesitarte a ti.

No te rindas, no olvides jamás que la tristeza
sólo es la burocracia del dolor.
Y si sientes que el mundo se derrumba,
no intentes abrazarte
a otro que esté cayendo a la vez que caes tú,
como yo hice contigo.

Algún día
tendrás que despertarte para salvar tus sueños.
Algún día sabrás que en las promesas
hay siempre un cristal roto
en el que aúlla el viento frío de la mentira.

Recuerda todo eso.

No escondas lo que sientes por miedo a ser frágil,
como aquellos
que por guardar tan bien lo que más les importa,
lo pierden para siempre.

Recuerda que no hay nada que no pueda
ocurrir cualquier día.
No olvides que esta obra ha terminado.
No olvides que le hablas a un teatro vacío.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Rafael Vives: "El amor"

<< El amor. Oh, el amor. Oh, el amor. ¡Oh! (Acabo de descubrir las bondades del emoticono “Oh” como evocador de la típica situación en la que uno tiene un ojo muy abierto y una silla de perfil incrustada en el otro). En fin, hoy hablaremos de un tema intrínseco, laberíntico, enigmático… ¿Las amebas? No. EL AMOR.

En un primer posicionamiento y, por si tienen cosas más interesantes que hacer que leer esto, avanzaré que el amor carece de sentido. Desde un punto de vista meramente pragmático, el amor resulta inútil, vacuo e innecesario. De sobra es conocido que la concepción, la subsistencia de una raza y, por extensión, el milagro de la vida, corresponden al sexo, no al amor. Y como sexo entendamos toda forma coital o esporádica (interprétese “por esporas”) de reproducción. Las algas, los percebes, las bacterias anaeróbicas, los ñus, el maíz e incluso los orcos se expanden y reproducen sin intermediación del amor.

Llegados a este punto y citando a un erudito del fútbol moderno, nos preguntamos ¿Por qué? ¿Por qué el amor? ¿Qué sibilino fin persigue esa insensatez, esa atadura moral, esa blasfemia química convertida en tótem de todos los sentimientos? No resulta de comprensión sencilla. Karls Frutz, Vincent O’Hally y otros antropólogos que podría seguir inventándome, afirman que el amor es un inhibidor destinado a hacernos previsibles y maleables. Exponen que el amor nos debilita evitando que actuemos con independencia al anteponer influencias externas a los comportamientos propios de todo individuo. Porque, no nos engañemos, el amor es una conducta eminentemente humana que, por interés, hemos adjudicado a otras especies. La osa que lame y alimenta al osezno no lo ama sino que lo cría y protege asegurándose así una descendencia de calidad, una pervivencia genética y, por tanto, una no extinción. Pues así lo dicta una naturaleza que, de su puño y letra, jamás mencionó al amor. De ello extraemos que el amor es una forma antinatural y sintética de comportamiento. La necesidad, el instinto, el deseo… sí son inherentes a todo ser vivo. Pero el amor, la gran pantomima, nos lo hemos sacado de la manga como herramienta destinada a justificar nuestra inadaptación a la soledad.

Algunos parapsicólogos defienden que el virus amor nos fue inoculado por avanzadas sociedades alienígenas para así pillarnos alelados cuando inicien su colonización. Y es que, en nuestra enajenación, hemos pasado de amar a otras personas a amarlo prácticamente todo. Amamos a los animales, a las plantas, a los coches, a las paellas, al gotelé, a la natación sincronizada, a los trajes regionales… Todo nos subyuga y convierte en marionetas sentimentales fáciles de desmembrar. Una perpetua hipnosis que nos obliga a realizar todo tipo de actos, vistos con objetividad y desde la lejanía, grotescos e incomprensibles. Vivimos voluntariamente maniatados, apoyados en un ficticio bastón que, aunque nos ayude a caminar, nos resta maniobrabilidad.

Para concluir, afirmar que no pretende esta letanía una abolición del amor que, aunque recomendable, sin duda supondría un engorroso proceso legal. Entiéndase tan solo como una llamada a la coherencia y a la sensatez. El amor es muy bonito, sí, pero también lo es el color fucsia. Y ambos son prescindibles. >>

Cuánta triste razón.